Los investigadores barajan cómo evitar que al descongelar el cuerpo del gigantesco cefalópodo se pudra alguna de sus partes.
El calamar se mantiene congelado desde que fuera capturado por un pescador neozelandés en aguas profundas de la Antártida en febrero.
El experto en calamares Steve O´Shea dijo que se tardarían días en descongelar el Mesonychoteuthis hamiltoni a temperatura ambiente, lo que provocaría que la parte exterior se pudriría antes de que se descongelara la interior.
De ahí la opción del microondas industrial.
Los pescadores faenaban en busca de bacalao patagónico (toothfish) en aguas antárticas cuando el calamar, que se estaba dando un festín de esa especie, fue capturado.
Necesitaron dos horas para subir a la superficie el gigantesco calamar.
El calamar se conserva actualmente en el museo Te Papa Tongarewa de Wellington, Nueva Zelanda, donde será seguramente embalsamado.
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